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31 de julio de 2011

La libertad de expresión en el laberinto democrático de América Latina

Artículo de Carlos D. Mesa Gisbert, historiador, periodista y político.

El dilema de América Latina hoy es el que se da a la hora de abordar la idea esencial de la democracia y de lo democrático. 

Por una parte, están quienes sostienen que de lo que se trata es de definir lo democrático como el ejercicio libre de votar periódicamente. La ciudadanía en tanto, cada uno de nosotros, tiene el derecho de votar y elegir a aquellos que queremos que nos representen en la administración del poder.

Por la otra, aquellos que afirman que esa visión es insuficiente y que responde al viejo y superado liberalismo político. La legitimación de lo democrático sólo a partir del voto es insuficiente, casi una forma mutilada y falsa de democracia. Hay que añadir a esa característica la participación. El pueblo movilizado, la democracia de la calle, la deliberación cotidiana, la “fuerza de lo plebeyo” que diría algún teórico neomarxista. La participación, dicen, está más allá del poder constituyente y de instituciones, como la iniciativa popular legislativa o el referendo. La democracia plebiscitaria es una expresión de una forma de gobierno en la que se produce una relación directa entre el líder que representa lo democrático popular y la gente.

Ambas posturas expresan caminos que podrían definirse como la nostalgia por un pasado elitista congelado, en un caso; y el celofán democrático, sustituido por la combinación letal entre el poder concentrado en el líder y el corporativismo como forma política de construcción de la trama social, en el otro.

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