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10 de julio de 2011

Evolución y perspectivas de las relaciones entre Colombia y Brasil

Artículo de Eduardo Pastrana Buelvas, director del Departamento de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana y Editor de la Revista Papel Político.

Durante los ocho años de mandato presidencial de Álvaro Uribe (2002-2010), la agenda internacional de Colombia se securitizó y terrorizó en el ámbito temático, produciéndose una estadounidización de la política exterior colombiana. De esta forma, se pudo relacionar, en el marco del Plan Colombia, la problemática de las drogas ilícitas con el terrorismo y la lucha en contra de las guerrillas (FARC y ELN) como parte de la lucha global contra el terrorismo. Por lo que se refiere a la concentración y bilateralización geográfica Estados Unidos se convirtió en el socio político y comercial más importante de Colombia. 

El vínculo estrecho y a extrema alineación internacional de Colombia con los EE.UU, así como también su estrategia de combate a las guerrillas, durante la era Uribe, le generaron al país una espiral de conflictos con sus vecinos inmediatos Venezuela y Ecuador, lo que codujo inexorablemente al rompimiento de las relaciones con ambos países. Así mismo, Colombia se aisló paulatinamente de los escenarios de diálogo político e integración regional de Sudamérica, en cuyo contexto se produjo un “distanciamiento amable de Brasil” durante la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva. 

Uribe miró con recelo, en gran parte de sus ocho años de gobierno, ciertos rasgos comunes de la trayectoria política y de los postulados ideológicos de izquierda que comparten Lula y Chávez. Dicha interpretación llevó a Uribe a presumir cierta parcialidad del primero con el segundo en las crisis colombo-venezolanas. Así mismo, se esperaba que Brasil hubiese cooperado más en materia de seguridad con Colombia y decepcionaba una especie de neutralidad, la que fue calificada como una posición “equilibrista” de Brasil durante tales crisis. No obstante, Brasil respetó siempre en la práctica las decisiones que Colombia tomó en materia de seguridad interna. 

La percepción de Brasil en Colombia fue modificándose paulatinamente, en la era Uribe-Lula, a medida que fue intensificándose el intercambio comercial bilateral y aumentaron las inversiones brasileñas en territorio colombiano. Al final de dicha era, se valoró positivamente el buen ánimo que siempre demostró la administración Lula para mediar en las controversias bilaterales con Venezuela y para participar en las liberaciones de secuestrados por parte de las FARC

La perspectiva colombiana frente al rol de liderazgo comercial, político y de seguridad de Brasil en la región ha ido cambiando gradualmente, entendiendo que la contención política y comercial que Brasil ejerce frente a EE.UU. no busca sustituir su hegemonía global ni convertirse en otro foco de interdependencia desigual en Suramérica, sino adecuar espacios de gobernanza concertada donde se construyan reglas más equitativas y transparentes. En este contexto, los empresarios colombianos, con algunas diferencias y reservas según el sector económico, miran con buenos ojos el modelo brasileño y el potencial comercial y de inversión bilateral.

Juan Manuel Santos, actual Presidente de Colombia (desde el 7 de agosto de 2010), le ha dado un giro a la acción exterior de su gobierno, en la cual se esbozan los contornos de una nueva orientación de la política exterior. Su objetivo estratégico apunta a una diversificación geográfica y temática, caracterizándose desde un principio por un pragmatismo y un multilateralismo negociador. En primer lugar, América Latina comienza a ser de nuevo para Colombia el escenario geográfico, cultural e histórico para el desarrollo de sus relaciones internacionales.

Colombia y Brasil vienen suscribiendo una serie de acuerdos de cooperación multitemática y de integración amazónica, intensificando el bilateralismo comercial, de inversión y de seguridad fronteriza. Dicho escenario es propicio para profundizar las relaciones con Brasil y para darles una forma que produzca repercusiones positivas a favor de la integración regional. Colombia y Brasil están compartiendo espacios comunes de liderazgo favorecidos por la asunción de la Secretaría General de UNASUR por parte de Colombia y el encuentro de ambos suramericanos en el Consejo de Seguridad de la ONU como miembros no permanentes.

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