Publicaciones
29 de julio de 2011

Brasil como vector de integración sudamericana: posibilidades y límite

Especular sobre el futuro de las relaciones entre Brasil y los países sudamericanos presupone identificar los factores – internos a la región y globales – que condicionarán las perspectivas de futuro de las relaciones entre Brasil y América del Sur.

En un contexto de creciente fragmentación en las estrategias nacionales y de clivaje
político entre países nacionalistas y liberales en América del Sur, ha sido recurrente el
debate sobre el papel que se podría esperar de Brasil como vector de integración
regional. Hubo un claro esfuerzo, a lo largo de la década, para conferir mayor relevancia
a la región en la política externa brasileña. En el registro de las preferencias de política
se puede decir que la importancia de la región para Brasil aumentó, aunque tal
relevancia haya encontrado dificultades para concretarse en iniciativas relevantes,
especialmente en la esfera económica.

Ni las características estructurales de la economía brasileña ni tampoco la identificación
de áreas de cooperación e integración con elevado potencial de ganancias para los
diferentes países de la región (integración energética, seguridad alimentaria, cambio
climático, entre otras) parecen bastar para movilizar gobiernos y sociedades civiles de la
región en torno de estos objetivos.

Recíprocamente, incentivos y motivaciones económicas han sido suficientes para
movilizar intereses empresariales, sectoriales y gubernamentales en torno de proyectos
específicos (la construcción de una carretera, por ejemplo), pero parecen tener aún
escasa influencia en la definición de las preferencias de política de los países
sudamericanos (inclusive Brasil) en relación a la región.

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No obstante estas consideraciones, la importancia de Brasil en la agenda externa de los
países de la región parece también haber crecido en la década recién-concluida, sea en
función de dinámicas políticas endógenas de tipo identitaria (Ecuador y Bolivia), de la
búsqueda de apoyo político brasileño en la región (Venezuela) o del interés en atraer
inversiones brasileñas y verlo actuar como mediador de conflictos entre países
sudamericanos (Colombia, Perú y Uruguay).

¿Cómo evolucionará este cuadro en los próximos años? Especular sobre el futuro de las
relaciones entre Brasil y los países sudamericanos presupone identificar los factores –
internos a la región y globales – que condicionarán las perspectivas de futuro de las
relaciones entre Brasil y América del Sur.

En el plano global, tres factores aparecen como condicionantes del proceso, en una
visión prospectiva: el desempeño de las economías desarrolladas, la evolución de la
economía china y el ambiente político internacional en que evolucionará la
“globalización”.

La convergencia entre demanda china dinámica y débil crecimiento de la demanda de
los países desarrollados significará para los países sudamericanos un incentivo a la
continuidad de la tendencia de consolidación de la región como un polo proveedor de
materias primas y recursos naturales para los mercados asiáticos.

La tendencia en este escenario, es que el comercio intra-regional como máximo
mantenga su participación en los flujos comerciales globales de los países
sudamericanos y que los incentivos económicos para la integración se mantengan
limitados. En contrapartida, para los sectores industriales exportadores de la región, los
mercados sudamericanos se tornarán más relevantes.

El tercer factor – el ambiente político en que se procesa la globalización – puede tener
implicaciones importantes para el futuro de las relaciones entre Brasil y su vecindad
geográfica, impactando la evolución de las variables internas a la región, al incentivar
(o, al contrario, desestimular) intereses y posiciones orientados hacia la integración de
los países de la región a la economía mundial.

En lo que se refiere al ambiente regional, dos variables parecen más relevantes en
cuanto condicionantes de la evolución de las relaciones entre Brasil y la región. En
primer lugar, el grado de involucramiento de Brasil con la economía global, tanto en
términos de integración económica con el mundo, como de protagonismo en las agendas
económicas y políticas globales. En segundo lugar, la evolución política doméstica en
los demás países sudamericanos.

Un involucramiento creciente de Brasil con la economía global y su agenda de
negociaciones multitemáticas limita las probabilidades de asignación de mayor
prioridad a la agenda regional del país. Aún para la industria brasileña – que tiene un
interés como exportador e inversor en la región – la relevancia de la región y su peso en
las estrategias de negocios de las empresas parece limitada y condicionada por el
desempeño de Brasil como player global.

En contrapartida, un ambiente internacional dominado por políticas que cuestionan la
globalización y por debilidades en los principales foros de concertación económica
internacional tiende a aumentar el peso de la región para Brasil, tanto en términos
económicos como político.