México: ¿Será Claudia Sheinbaum una extensión de Andrés Manuel López Obrador?
En este seminario web, hablamos con dos de los grandes intelectuales públicos de México: la politóloga Blanca Heredia y el economista Luis Rubio.
La nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, la primera mujer que gobernará el país, tendrá el reto de mantenerse leal al expresidente Andrés Manuel López Obrador, principal responsable de su impresionante victoria con el 59,7 % de los votos válidos el 2 de junio de 2024, y, al mismo tiempo, hacer valer su liderazgo político e imprimir sus propias características a las acciones y políticas públicas de su gobierno, que comenzará el 1 de octubre.
«Los críticos de AMLO (como se conoce al expresidente mexicano Andrés Manuel López Obrador) siempre reclaman que Sheinbaum difiere de él en muchos aspectos, pero ambos comparten muchos valores y prioridades y forman parte del mismo movimiento político. La columna vertebral del gobierno de AMLO ha sido la idea de que el gobierno federal debe favorecer a los sectores de la población que más lo necesitan, que han sido invisibles durante mucho tiempo y cuyas demandas no han sido atendidas en el pasado. Esto no va a cambiar con Claudia en la Presidencia de la República», dijo la politóloga Blanca Heredia, directora del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
«Sin embargo, en el sentido político, no tanto en el ideológico, la pregunta de si la recién nombrada presidenta será capaz de despegarse de AMLO es crucial. Si Claudia no logra darle un rumbo propio a su gobierno y a sus acciones y políticas, si no establece sus propios márgenes de maniobra y recursos de poder, difícilmente podrá manejar un país tan complejo como México», continuó Heredia.
«La gran pregunta es: ¿qué pasará cuando Sheinbaum llegue a la conclusión de que necesita cambiar algunos de los rumbos marcados por el gobierno anterior, como todo presidente debe hacer tarde o temprano? En ese momento, tendrá que demostrar su capacidad de adaptación, su habilidad y su liderazgo político. Son características que deben construirse con el tiempo», dijo Luis Rubio, presidente de México Evalúa, un think tank enfocado en el seguimiento y la evaluación de las políticas públicas.
Según Rubio, los dos retos inmediatos de la nueva mandataria mexicana serán precisamente lidiar con su poderoso antecesor —el primer presidente de izquierda en la historia de México, a menudo comparado con Lula— y con su movimiento político, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), fundado por AMLO en 2011, un año antes de su primer intento por llegar a la presidencia.
«AMLO siempre ha sido la única fuente de cohesión y contención dentro del partido. Al final de su periodo presidencial (seis años, sin reelección), puso fin a su militancia, dejando a su hijo como líder del partido y a un aliado confiable al frente del Gobierno. Sin embargo, a diferencia de los partidos tradicionales, Morena no cuenta con estructuras de control y disciplina, y podría fragmentarse sin su presencia. ¿Quién ejercerá el liderazgo político en México a partir de ahora? ¿El presidente o el movimiento? Al iniciar su mandato subordinando su proyecto al de AMLO, está transmitiendo cierta debilidad. Pero no tiene por qué ser así. ¿Cuál será la capacidad política de Sheinbaum para marcar su propio rumbo?», dijo Rubio.
«¿Comparte Sheinbaum los objetivos y medios de AMLO o estaba siendo estratégica ante la relevancia y trascendencia del personaje? Los discursos que pronunció el día de su toma de posesión indican que sí, que la nueva jefa de Estado no solo comparte las ideas del expresidente, sino que está comprometida a avanzar en la misma dirección. Sin embargo, creo que algunos de los planteamientos de Sheinbaum sobre problemas importantes de México son distintos y, desde mi punto de vista, incompatibles con los de López Obrador», dijo Rubio.
¿Qué pasará cuando Sheinbaum llegue a la conclusión de que necesita cambiar algunos de los rumbos marcados por el gobierno anterior? En ese momento, tendrá que demostrar su capacidad de adaptación, su habilidad y su liderazgo político. Son características que deben construirse con el tiempo.
Luis Rubio, presidente de México Evalúa y expresidente del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI)
Como ejemplo, citó la importancia de que el país aumente significativamente su tasa de crecimiento económico: «Scheinbaum reconoce que un crecimiento económico más robusto y sostenible es un imperativo si el país quiere realmente reducir la pobreza y la desigualdad. Lo que no reconoce, al menos públicamente, es que el proyecto de AMLO era incompatible con esta necesidad. El éxito del gobierno de AMLO dependió en gran medida del aumento de programas y prestaciones sociales, pero en los últimos años la inversión privada nacional y extranjera ha caído y mermado el crecimiento del PIB».
«Cuando fue jefa de Gobierno de la Ciudad de México, al mismo tiempo que AMLO, Claudia tuvo las mismas orientaciones en políticas públicas, priorizando a los más necesitados, y nunca adoptó una actitud de confrontación con AMLO, pero en algunas áreas supo adoptar estrategias distintas, más adecuadas a su forma de pensar y actuar», dijo Heredia.
Como ejemplo, citó la seguridad pública, uno de los mayores problemas del país: «En el gobierno federal, AMLO priorizó el uso de la fuerza militar contra el crimen organizado. En el gobierno de la Ciudad de México, Claudia priorizó las acciones de investigación e inteligencia policial y la estrecha colaboración con la Procuraduría General de la República. Los resultados en la capital fueron mejores que a nivel federal», explicó el investigador.
«Sheinbaum es una política muy organizada que planea y presta atención a los detalles. Espero mayores diferencias en temas como la seguridad pública, el medio ambiente y la energía, la sanidad, la educación, la ciencia y, por supuesto, las políticas de la mujer. Ya lo señaló en su discurso de investidura cuando dijo que, junto con ella, todas las mujeres llegarían a la presidencia. Enfatizar el hecho de que es una mujer presidenta es una estrategia eficaz para establecer de entrada el carácter distintivo de AMLO», dijo Heredia.
Según Rubio, las características de la lucha contra el crimen en Ciudad de México no se aplican a otras zonas del país, donde el crimen organizado controla grandes territorios. «El problema en México hoy no es tanto el narcotráfico, como hace unos años, sino el crimen organizado en general, que controla varios sectores de la economía, practica la extorsión, la venta de protección y el secuestro. Es necesario un cambio de estrategia en la seguridad pública, que debe partir de abajo hacia arriba, con el objetivo de estabilizar a la sociedad», dijo.
Sheinbaum es una política muy organizada. Espero mayores diferencias en temas como la seguridad pública, el medio ambiente y la energía, la sanidad, la educación, la ciencia y, por supuesto, la política de la mujer. Ya lo señaló en su discurso de investidura, cuando dijo que, junto con ella, todas las mujeres llegarían a la presidencia. Enfatizar el hecho de que es una mujer la que está al frente del país es una estrategia eficaz para destacar desde el principio el carácter distintivo de AMLO.
Blanca Heredia, directora del Centro de Investigación y Docencia Económicas
La nueva presidenta de México es una científica respetada y una gestora experimentada
Heredia y Rubio participaron en este seminario web organizado por la Fundación FHC apenas dos días después de la toma de posesión de Claudia Sheinbaum en Palacio Nacional, la sede del poder ejecutivo mexicano situada en un extremo de la Plaza de la Constitución, conocida como el Zócalo, en el corazón de Ciudad de México. A pesar de sus diferentes puntos de vista sobre la situación política actual de México, los dos oradores coincidieron en que la nueva presidenta tiene la formación académica, la experiencia administrativa y otras cualidades para ocupar el cargo más alto del país. Eso la diferencia de López Obrador.
«AMLO fue, en muchos sentidos, un presidente populista que utilizó un discurso y una narrativa poderosa para conectar con la gente de manera emotiva. Claudia es una mujer sobria, con gran capacidad analítica y mucho más técnica. Construyó su carrera política en puestos ejecutivos, como la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, pero no tiene experiencia parlamentaria. Como no viene de las filas de la política electoral, tendrá que acostumbrarse a este nuevo entorno en el que ahora tendrá que navegar», dijo Heredia.
«Es innegable que AMLO es un político de éxito, como lo demuestra el impresionante triunfo electoral de su candidata, pero Sheinbaum tiene una coherencia de visión que la diferencia del expresidente. Tiene objetivos claros, ordenados y bien fundamentados, basados en datos y análisis estadísticos consistentes. Sabe cómo gestionar y operar en el gobierno. Veremos qué habilidades políticas desarrolla en los próximos años», dijo Rubio.
Es licenciada en Física por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), maestra y doctora en Ingeniería Energética y autora de artículos y libros sobre energía, medio ambiente y desarrollo sostenible. Como científica, contribuyó al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU, que recibió el Premio Nobel de la Paz en 2007. En política, ha sido Secretaria de Medio Ambiente de la Ciudad de México, Alcaldesa de la delegación de Tlalpan y Jefa de Gobierno de la Ciudad de México (equivalente a Gobernadora), cargo al que renunció en 2023 para ser candidata a la Presidencia de la República. En 2018, la BBC la incluyó en la lista de las 100 mujeres más influyentes del mundo.
La implementación de la Reforma Judicial podría ser la primera prueba para el nuevo gobierno
Además de haber sido elegida con gran éxito, Sheinberg llega a la Presidencia de México con una impresionante base parlamentaria. El 23 de agosto, el Instituto Nacional Electoral (INE) confirmó que la coalición encabezada por Morena contará con 364 escaños en la Cámara de Diputados, muy por encima de la supermayoría de 334 escaños necesaria para modificar la Constitución mexicana. En el Senado, la coalición gobernante contará con 83 de los 128 escaños, a solo dos de los 85 necesarios para constituir una supermayoría.
Al final de su mandato, AMLO propuso un paquete de 18 reformas constitucionales que, según los críticos, pretenden concentrar aún más poder en manos de su grupo político. Ya antes había intentado llevar a cabo algunas de estas reformas, pero no contaba con la mayoría para hacerlo. Tras las elecciones de junio, sí la tuvo y no perdió el tiempo: el 11 de septiembre, el recién juramentado Congreso aprobó una Reforma Judicial que, entre otras cosas, determinó que casi 7000 jueces del país serán elegidos por voto popular.
«Esta es una reforma refundacional que cambia de raíz al Poder Judicial mexicano. Es cierto que el sistema judicial nunca ha garantizado a la mayoría de la población el acceso a la justicia, pero en las últimas décadas (desde la redemocratización, iniciada en 2000) se ha creado un Poder Judicial cada vez más profesional, sobre todo a nivel federal, con algunas islas de independencia, como la Suprema Corte de Justicia. Por esa razón, AMLO tuvo varios enfrentamientos con la Suprema Corte durante su gobierno», explicó Blanca Heredia.
«Con la reforma, todos los jueces federales, incluidos los de los tribunales superiores, así como los locales, serán electos. Si esto da lugar a que personas cercanas a Morena ocupen diversos cargos importantes en el Poder Judicial, este perdería la independencia que tanto le ha costado lograr, lo cual sería gravísimo. Esta fue una reforma sin precedentes en el mundo y es difícil imaginar cómo llevarla a la práctica», dijo.
De acuerdo con Heredia, Sheinbaum —ya electa, pero aún no en el cargo cuando se aprobó la reforma— avaló el cambio realizado por AMLO y la coalición encabezada por Morena. «Propuso algunos matices, pero no se opuso en su totalidad. En las próximas semanas, el Congreso discutirá la legislación ordinaria relacionada con la reforma, cuando podrían revisarse algunos de sus aspectos más perniciosos. Ella ha enviado algunas señales de que quiere hacer ajustes; ya veremos cómo actúa».
Sobre la reforma judicial, Luis Rubio fue más tajante: «Creo que esta reforma va a causar una gran conmoción en términos del Estado de derecho democrático. Es cierto que México ha tenido históricamente un severo problema de justicia, pero subordinar al Poder Judicial no contribuiría a profundizar la democracia y la seguridad jurídica. Tampoco ayudaría al país a atraer la inversión extranjera que necesita para acelerar el crecimiento económico y reducir la desigualdad».
«Creo que el nuevo presidente, tarde o temprano, reconocerá la importancia de revisar esta reforma, pero si es demasiado tarde podría ser irreversible. Con la reforma judicial, y otras por venir, la incertidumbre ha regresado a México y este es un mal endémico difícil de erradicar», dijo Rubio.
El orador fue más allá en sus críticas: «No creo que México esté viviendo los inicios de un nuevo régimen político, como pretenden AMLO y Morena. En realidad, estamos regresando al viejo sistema priísta, en el que un solo partido, controlado por fuertes líderes políticos, verdaderos caudillos, muchos de ellos corruptos, gobernaba el país. ¿Qué tipo de hegemonía quiere implantar Morena?», preguntó.
Según Rubio, en las pasadas elecciones Morena estableció una hegemonía parlamentaria que podría utilizar para hacer reformas constitucionales y concentrar aún más el poder a nivel federal. «Ha llegado el momento de que discutamos seriamente qué es la hegemonía, para qué sirve y cuáles son sus impactos en la democracia y el Estado de derecho», dijo.
El ponente recordó que, a lo largo del siglo XX, la única institución funcional que permitió la estabilidad, la continuidad del poder y el control político fue el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que ostentó el poder hegemónico en México desde 1929 hasta el año 2000, periodo en el que todos los presidentes mexicanos fueron de ese partido. El desgaste de este sistema hegemónico en las décadas de 1980 y 1990, debido a la corrupción y a la crisis económica, entre otros problemas, allanó el camino para la elección de Vicente Fox Quesada, candidato del Partido de Acción Nacional (PAN), de centro-derecha, en el año 2000. Esto marcó el inicio de la transición democrática, caracterizada por diversas reformas políticas e institucionales, y por reformas económicas liberalizadoras.
«Imaginábamos que las nuevas instituciones de la era democrática sustituirían al PRI en su papel de garante de la estabilidad política y la organización social. Hoy vemos que esto no ha dado los frutos esperados y lo que estaba funcionando ha sido dañado por AMLO. Debido a su extraordinaria habilidad política y narrativa, AMLO ha creado una especie de halo de estabilidad durante los seis años que lleva en la presidencia, pero esto podría empezar a erosionarse más rápido de lo imaginado si las instituciones se ven irremediablemente comprometidas», advirtió.
El escenario internacional favorece a México, que debe saber aprovechar el momento
De acuerdo con Luis Rubio, expresidente del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI), el panorama internacional, caracterizado por la creciente rivalidad entre Estados Unidos y China y el ascenso de Asia como nuevo polo económico y comercial, favorece a México, que es miembro del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), vecino de Estados Unidos y, al mismo tiempo, tiene una ubicación geográfica privilegiada para el comercio con Asia por estar en el hemisferio norte y contar con una amplia costa en el Océano Pacífico.
«Desde la fundación del TLCAN en 1994, México ha tenido que abrir su economía al mundo, un proceso que también ha tenido vertientes internas con las reformas liberales a partir de los años 2000. En la actualidad, tenemos una de las economías más abiertas de América Latina y ya hemos pagado el precio de este ajuste. Por lo tanto, estamos en condiciones de atraer inversiones productivas extranjeras en cantidades nunca antes imaginadas. Pero para no desaprovechar esta ola favorable, el Gobierno debe actuar con coherencia», dijo.
«Para atraer e integrar la inversión extranjera, tenemos que hacer grandes progresos en diversos ámbitos, como las infraestructuras, la electricidad, la educación, la sanidad y la seguridad pública. Nada de esto es nuevo, pero no veo ánimo en la presidenta Claudia Sheinbaum para liderar este proceso y eliminar las ataduras que impiden un crecimiento económico consistente, a largo plazo e integrado en la nueva realidad mundial», concluyó.
Otávio Dias es editor de contenidos de la Fundação FHC. Periodista especializado en política y asuntos internacionales, fue corresponsal de Folha en Londres y editor del sitio web estadao.com.br.